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Amor y muerte en la obra Frankenstein de Mary Shelley y su relación con el romanticismo.

Por Márquez Carbajal Leslie Daiana.

INTRODUCCIÓN

En este ensayo se abordará la relación que puede tener el amor y la muerte apoyándonos con la obra Frankenstein escrita por Mary Shelley en 1818. Esta obra ha perdurado a lo largo del tiempo no solo por la historia que cuenta, sino por la forma tan amena de abordar temas tan diversos, así como por la particularidad de poder categorizarse en más de un género literario, uniendo a todos ellos sutilmente, cosa que fue premeditada por Mary Shelley como se puede leer en el prefacio.


El doctor Darwin y otros fisiólogos alemanes como no del todo imposible. En modo alguno quisiera que se suponga que otorgo el mínimo grado de credibilidad a semejantes fantasías; sin embargo, al tomarlo como base de una obra fruto de la imaginación, no considero haberme limitado simplemente a enlazar, unos con otros, una serie de terrores de índole sobrenatural (Mary Shelley, 1831 p.2).


Se espera que al finalizar de leer este ensayo, el lector logre comprender la trascendencia del texto, así como esperamos entienda la relación que Mary Shelley da al amor y a la muerte y lo monstruosa que esta puede ser, se desea también capturar los momentos en que Shelley nos plasma las características que se encontraban dentro de la ilustración y el romanticismo durante el siglo XIX y por último se pretende llegar al lector y conseguir hacerle pensar qué tanto tenía de monstruo la creación de Frankenstein y cuánto tenía Víctor.


I. MARY SHELLEY, LA MUJER Y LA OBRA.

Mary Shelley (1797-1851) fue hija del filósofo William Godwin y de la filósofa Mary Wollstonecraft quien fue también una de las feministas pioneras, por ende la infancia de Mary Shelley se desarrolló en un ambiente literario. Su madre murió al dar a luz, sin embargo, Mary Shelley siempre encontró en aquello que su madre defendía un ejemplo para luego crecer con la grandeza que lo hizo y ser una mujer que dejaría su nombre plasmado en la historia. Al igual que su madre, siempre defendió los derechos de la mujer y mantuvo una mente muy liberal para su época.

Fue cónyuge del poeta Percy Shelley quien al conocerla ya estaba casado, así que, junto con la hermanastra de Mary, los tres huyeron hacia Francia, pero al poco tiempo regresaron a Inglaterra con la noticia de que Mary estaba embarazada, sin embargo la bebé nació prematuramente, lo que ocasionó su muerte. No fue sino hasta 1816 que contrajeron matrimonio después del suicidio de la primera esposa de Percy. En 1818, la pareja se muda a Italia con la esperanza de ampliar su familia, sin embargo Mary perdió a dos de sus bebés durante el embarazo, solo sobrevivió su último hijo al que nombraron Percy como su padre.

En 1822 Percy Shelley murió ahogado al haberse hundido su velero durante la tormenta en la Bahía de La Spezia; un año después, Mary regresa a Inglaterra con su hijo y desde entonces se dedicó a la educación de este y a mantener su carrera como escritora. A la edad de 43 años, le dieron la noticia no grata de tener un tumor cerebral que después de 10 años terminaría con ella, Mary muere a la edad de 53 años.

Sin lugar a dudas, la obra de Mary que más ha trascendido al paso del tiempo ha sido aquella que escribió con tan solo 18 años de edad, Frankenstein.

En 1816, Mary junto a su esposo fueron de viaje cerca del Lago de Ginebra en compañía de algunos otros románticos, entre ellos el poeta Lord Byron, quien propuso a todos quienes se encontraban ahí escribir cada uno una historia de terror, Polidori, uno de los jóvenes que acompañaban en el viaje quien era solo un joven médico y secretario de Byron en ese entonces, y Mery fueron los únicos en aceptar y cumplir el reto de Lord Byron, de ahí nacen dos de los personajes más representativos y únicos del terror, el vampiro y el monstruo de Frankenstein.

Nos comprometimos a escribir un cuento cada uno, basado en algún acontecimiento sobrenatural. Sin embargo, el tiempo de repente mejoró, y mis dos amigos partieron de viaje hacia los Alpes donde olvidaron, en aquellos magníficos parajes, cualquier recuerdo de sus espectrales visiones. El relato que sigue es el único que se terminó (Mary Shelley, 1831, p.5).


A sus 18 años, Mary Shelley era aún muy impresionable, en esa época se hablaba de “locuras” como revivir a los muertos.

Desde 1780, el italiano Luigi Galvani empezó a hacer experimentos en los que provocaba convulsiones musculares en ranas muertas mediante descargas eléctricas. Los experimentos "galvánicos" se popularizaron por toda Europa, de la mano, entre otros, del sobrino y discípulo de Galvani, Giovanni Aldini. En 1803, Aldini llegó a Londres y realizó una espectacular demostración sobre el cadáver de un criminal que había sido ejecutado. Ante una nutrida audiencia, Aldini aplicó a distintas partes del cuerpo varillas conectadas a una pila de cinc, provocando fuertes contracciones (María Queralt, National Geograohic, 2018).


Para una joven Mary debió resultar bastante impresionante, pues Frankenstein apareció en uno de sus sueños.

Se sabe que existen cuatro versiones de esta historia, la primera y original creada por Mary Shelley en 1817, otra surgida un año más tarde en 1818 que contenía cambios hechos por el cónyuge de Mary, Percy que fue la primera en publicarse aunque de manera anónima, una tercera versión publicada en 1822 en esta ocasión la obra tendría reconocimiento de autoría de Mary; en 1831 surgió una tercera y última versión que es la actualmente más conocida en la que la autora revisó la obra e hizo los ajustes finales, es la versión que ha cautivado a un sinfín de personas a lo largo de 200 años.


II. FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO, UNA VENTANA AL ROMANTICISMO.

Frankenstein o el moderno Prometeo fue escrita durante el periodo denominado “Romanticismo” que abarca del año 1790 al 1880.

El romanticismo nace a partir del cansancio de la gente por la ilustración, ya que esta se caracterizó por el incremento del conocimiento, por la búsqueda y predominio de la razón, se alejaba de todo lo abstracto, estaban en búsqueda de nuevas ideas lejos de la religión. En contrario el romanticismo se caracterizó por estar lleno de sentimientos y ser expresivo deja de importar la universal hambre de conocimiento y se convierte en una búsqueda individual de libertad y expresión. Mientras el romanticismo aún estaba vigente, surgió una corriente completamente opuesta, el realismo en donde se abandonó la idea de expresar sentimientos por hacer un retrato vivo de la realidad.

Mary Shelley con su obra, se sitúan de manera más adecuada en el romanticismo, pues al haber terminado el periodo de ilustración, este ya había dejado demasiados avances científicos y tecnológicos, sumando además la libre expresión que podía tener con las ideas que seguía el romanticismo.

Respecto al romanticismo Isaiah Berlin afirma: “creamos nuestra propia visión del universo del mismo modo que los artistas crean su obra” así como podemos ver retratado en Frankenstein o el moderno Prometeo pues nos describe una creación proveniente de la mente del doctor Frankenstein quien creó a su monstruo con partes de occisos, formando además de una creación con fines científicos, una maravillosa obra de arte, dándole vida de manera literal.

Este texto lleva por nombre “…el moderno Prometeo” pues el romanticismo se encuentra dentro del periodo del neoclasicismo, en el cual retoman las ideas del clásico, por ende retoman a los romanos y griegos, Prometeo en la mitología griega roba el fuego de los dioses para dárselos al hombre y que este pueda usarlo a beneficio propio, ocasionando una gran furia en Zeus; podríamos decir que el doctor Victor, al igual que Prometeo va en contra de la naturaleza y crea vida después de la muerte aún en tierra, desafiando el poder y la sabiduría de los dioses, aunque aquí vemos el castigo reflejado desde su creación misma y no provocado por los dioses.

“Prosiguiendo estas reflexiones, pensé que, si podía infundir vida a la materia inerte, quizá, con el tiempo (aunque ahora lo creyera imposible), pudiese devolver la vida a aquellos cuerpos que, aparentemente, la muerte había entregado a la corrupción” (Mary Shelley, 1831, p.74).


Mary Shelley se convirtió en una de las principales exponentes del romanticismo, por la catarsis a la que te lleva el leer sus obras, sintiendo cada palabra y viviendo cada capítulo.



III. EL MONSTRUO QUE ANHELABA AMAR Y SU NECESIDAD DE PERTENECER.

El monstruo creado por Víctor, causa un sinfín de catástrofes, lleva consigo muerte y destrucción adonde quiera que vaya, todo el mundo le teme gracias a su apariencia horrible.

A lo largo de la historia podemos ver cómo el monstruo busca desesperadamente a su creador, pues es el único con la posibilidad de ofrecerle a alguien igual de monstruosa a quien pueda amar y que a su vez, pueda amarlo.

Lo que te pido es razonable y justo; te exijo una criatura del otro sexo, tan horripilante como yo: es un consuelo bien pequeño, pero no puedo pedir más, y con eso me conformo.

Cierto es que seremos monstruos, aislados del resto del mundo, pero eso precisamente nos hará estar más unidos el uno al otro. Nuestra existencia no será feliz, pero sí inofensiva, y se hallará exenta del sufrimiento que ahora padezco. ¡Creador mío!, hazme feliz; dame la oportunidad de tener que agradecer un acto bueno para conmigo; déjame comprobar que inspiro la simpatía de algún ser humano; no me niegues lo que te pido (Mary Shelley, en Frankenstein, 1831).


El monstruo sin embargo recibió una respuesta negativa por parte de su creador a causa del miedo que inspiró en él la destrucción que podrían provocar al juntarse, aún así llegó a considerar esta petición pues sus justificaciones le parecían válidas.

El monstruo era como cualquier otro una criatura buscando amar a quien lo pueda amar, encontrar a alguien con quien pueda tener una conexión profunda, alguien que no lo repudiara por lo que cualquiera podía ver, sino que le amara por lo que había dentro de aquella armadura que lo protegía del odio y del miedo que todos sentían por él.

“Su narración, y los sentimientos que ahora expresaba, demostraban que era una criatura de sentimientos elevados, y no le debía yo, como su creador, toda la felicidad que pudiera proporcionarle?” (Mary Shelley, 1831, p. 263).


A quien se le conoce como el monstruo de Frankenstein lo puede ser únicamente por el aspecto que presenta, sin embargo sus anhelos no son diferentes a todos aquellos que las personas suelen buscar. En “El banquete” de Platón se nos menciona el mito del andrógino, el cual no diferencia entre hombre y mujer, simplemente es un ser completo, y pese a ser una creación que viene de la muerte, es ahora un ser vivo con perfecta capacidad de amar y al mismo tiempo le resulta imposible por su horrible aspecto lo que a su vez no le permite tener esa autorrealización llegando a convertirse en ese ser perfecto y completo.


IV. VICTOR, EL CREADOR Y VERDADERO MONSTRUO.

Víctor Frankenstein era un científico que llevó demasiado lejos sus experimentos al intentar crear vida con partes de occisos cegado por la idea de vencer a la muerte y de llegar más lejos de lo que cualquier otro científico hubiera llegado antes.

La mayor, parte de los materiales me los proporcionaban la sala de disección, y el matadero. A menudo me sentía asqueado con mi trabajo; pero, impelido por una incitación que aumentaba constantemente, iba ultimando mi tarea… me resultaba imposible apartar mis pensamientos de la odiosa labor que se había aferrado tan irresistiblemente a mi mente (Mary Shelley, en Frankenstein, 1831).


Sin embargo, al lograr su cometido y darle vida a ese monstruo sin nombre, se horrorizó por su terrible apariencia y sin pensarlo huye de ahí, a causa de tanto desgaste físico y mental cae desmayado y permanece en estado de coma durante varias semanas. Al recuperarse decide volver a su casa en Ginebra, topándose con la noticia de que su hermano había sido asesinado, siendo culpada por esto la pobre Justine, criada de Elizabeth, Víctor entiende que esa mujer no sería capaz de hacer tal barbarie y comienza a sospechar que su criatura es la culpable de esa muerte. Víctor viaja a los Alpes para despejar su mente, sin saber que ahí se encontraría con su creación, quien abiertamente confesó haber asesinado a su hermano y le reprochó además el haberlo abandonado a su suerte sin enseñarle nada, le pide que haga una mujer igual a él que pueda amarlo, pues a estas alturas y con lo que aprendió por su cuenta notó lo desagradable que era y sabía que nadie le amaría así, prometió a su vez que si lo hacía, él y su mujer se irían lejos de ahí sin causar daño y advirtió en contra, que si no cumplía con su petición este se llenaría de odio y recurrirá a la destrucción asesinando como acto de venganza. Víctor viaja a Escocia y lo piensa al inicio, decide hacerlo y comienza a reunir las partes para crear a la mujer, sin embargo en esta ocasión era consciente de lo que hacía y le aterraba la idea de que el monstruo no cumpliera con su palabra tras mucho pensar, se da cuenta que podría resultar contraproducente y terminarían haciendo un gran caos y provocando pánico en la gente los dos juntos, así que destruye su nueva creación cuando estaba casi terminada, el monstruo se convirtió en un ser lleno de odio y le prometió estar presente el día de su boda. Así comienza la persecución entre monstruo y creador, pues la criatura asesina al mejor amigo de Víctor, Henry por quien culpan a Víctor, al mostrar su inocencia, un día antes de su boda el monstruo asesina a Elizabeth, procediendo luego con su padre y su hermano. Ahora es Víctor quien tiene sed de venganza y ocupa el resto de sus días persiguiendo a aquel monstruo que sería su mayor triunfo y su error más grande.


V. LA IMPORTANCIA DE AMAR. VENUS PANDEMOS Y VENUS URANIA DESDE “EL BANQUETE” DE PLATÓN.


Como ya se mencionó, quien se presenta en la obra como monstruo era únicamente un ser con intención de amar y ser amado.

Sin embargo nuestro doctor, Víctor también amó, a su familia y al conocimiento, eso fue lo que lo llevó en primer lugar a la creación del monstruo.

Estas son cosas que ya se mencionaron antes, pero ilustraré estos puntos haciendo una comparación con “El banquete” de Platón, en esta otra obra tan fantástica nos habla de Afrodita, la diosa del amor, sin embargo nos dice que no puede existir una sola Afrodita, pues de ser esta la única diosa, existiría también un solo tipo de eros.

Primero nos presenta a la Venus Urania.

“Sin duda más antigua y sin madre, es hija de Urano, a la que por esto llamamos también Urania” (Platón, 1986, p. 137).


Al ser esta Venus más vieja y sabia, su eros se refleja de la misma manera, guiándose en la inteligencia y sabiduría del ser al que se busca amar.


Los inspirados por este amor se dirijan precisamente a lo masculino, al amar lo que es más fuerte por naturaleza y posee más inteligencia.

Incluso en la pederastia misma podría uno reconocer también a los auténticamente impulsados por este amor, ya que no aman a los muchachos, sino cuando empiezan ya a tener alguna inteligencia, y este hecho se produce aproximadamente cuando empieza a crecer la barba.

Los que empiezan a amar desde entonces están preparados, creo yo, para estar con el amado toda la vida y convivir juntos, pero sin engañarle. (Platón, en El banquete, 1986).


Este tipo de eros se puede ver con nuestro doctor, pues le tenía un intenso amor al conocimiento mismo. Además de ser su principal atractivo, pues es un hombre en extremo inteligente que logra llevar a la ciencia más lejos que cualquiera.


Inmediatamente nos presenta a la opuesta, Venus Pandemo.

“La otra, más joven, es hija de Zeus y Dione y la llamamos Pandemo” (Platón, 1986, p. 137).

Quien se fija meramente en lo físico, dejando de lado la inteligencia o lo emocional, es algo completamente carnal e instintivo.

El Eros de Afrodita Pandemo es, en verdad, vulgar y lleva a cabo lo que se presente. Éste es el amor con el que aman los hombres ordinarios.

Tales personas aman, en primer lugar, no menos a las mujeres que a los mancebos; en segundo lugar, aman en ellos más sus cuerpos que sus almas y, finalmente, aman a los menos inteligentes posible, con vistas sólo a conseguir su propósito, despreocupándose de si la manera de hacerlo es bella o no. De donde les acontece que realizan lo que se les presente al azar, tanto si es bueno como si es lo contrario. Pues tal amor proviene de la diosa que es mucho más joven que la otra y que participa en su nacimiento de hembra y varón. (Platón, en El banquete, 1986).


El monstruo de Frankenstein lo que busca es que lo acepten, pues para él aquello que rige el eros de la Venus Pandemo es aquello que le trae problemas, es por esto que todos ven un monstruo y nadie ve un ser vivo, a nadie le importa si tiene o no emociones, le hacen sentir mal por su aspecto, cosa que lo llenó de odio.

Además que, Victor describe a su amada Elizabeth como su mujer perfecta por ser joven y hermosa.



CONCLUSIONES

En la obra tan maravillosa Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, se refleja en su máximo esplendor en contexto histórico en la que se desarrolla, pues a pesar de no ser mencionado jamás y no dar una sola referencia, se puede sentir en cada palabra el deseo profundo de amar y de pertenecer y el odio inmensurable que provoca no conseguirlo.

Shelley logra mantener al lector en una catarsis profunda, siguiendo todos los pasos del monstruo y de Víctor, lo que hace a su vez que el lector se pregunte quién era el verdadero monstruo, si aquel que su único deseo era amar y ser correspondo y aceptado por la gente, o aquel que trajo al mundo a un ser vivo de manera egoísta abandonándolo a su suerte cuando no resultó ser lo que esperaba.

Al ser una obra tan profunda y con interpretaciones distintas para dar, le permite al lector hacer también comparaciones con otras grandiosas obras como lo es el banquete. Permite lanzarse y comenzar a profundizar con la percepción del amor, del bien y el mal, y sobre qué tan infeliz podría llegar a ser esa pobre criatura.

Es una obra llena de emociones que no permite al lector detenerse, una obra que pese a ser tan fantasiosa puede sentirse real, incluso el lector puede llegar a conectar con el monstruo, pues quién nunca se ha sentido fuera de lugar o escaso de amor alguna vez en su vida.


REFERENCIAS.

· Shelley, M. (1831). Frankenstein o el moderno Prometeo. Recuperado de https://TheVirtualLibrary.org

· Queralt, M. P. (2018). Frankenstein, 1816: El año en que nació un monstruo. Historia, National Geographic. Recuperado de https://historia.nationalgeographic.com.es/a/frankenstein-1816-ano-que-nacio-monstruo_11248/1

· Platón. (1986). Diálogos III. Recuperado de https://metodologia2012.files.wordpress.com/2012/09/38569475-platon-dialogos-iii-fedon-banquete-fedro-gredos.pdf


BIBLIOGRAFÍAS.

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