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Del psicoanálisis al arte en mi investigación final del doctorado.

Por Erika Jañez Sánchez.


En el mes de junio de 2020 realicé mi examen profesional del Doctorado en Clínica Psicoanalítica en el Centro Eleia, durante los años en que realicé mis estudios viví una experiencia muy enriquecedora, de gran crecimiento personal y aprendizaje intenso. Cuando llegué al Centro Eleia, con toda honestidad, no tenía idea de lo que cambiaría mi vida, pude encontrar mi vocación en la labor terapéutica. Estudié diferentes teorías psicoanalíticas, cómo recuerdo las noches intensas de estudio, a veces no podía parar porque quería saber más. Estudiar a diversos pacientes, entender las motivaciones de cada uno, escuchar a mis colegas y darme cuenta de cómo resolvían las dificultades que surgían en sus consultorios. Todo esto me llevó cada día a convertirme en una mejor analista para mis pacientes.

La investigación que realicé para presentar mi tesis tiene como tema central el arte, lleva por nombre “El arte más allá de la sublimación”. Lo primero que pensé fue ¿cómo voy a hacer una tesis que hable del tema del arte cuando lo principal es el trabajo clínico? Con gusto descubrí la apertura de la escuela para temas distintos. Así, con gran ilusión comencé la investigación en cuestiones de arte. ¿Qué dijo Freud? ¿Qué se puede decir sobre la creatividad? ¿Cómo es que un artista puede convertir su depresión en una obra bellísima? Había preguntas en mi mente con respecto a la creatividad y a los artistas, pronto me di cuenta que Freud tiene grandes aportaciones a la comprensión psicoanalítica del arte y cómo él mismo disfrutaba contemplar las obras del renacimiento. Leí los textos que escribió sobre Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel, me dejó pensando, casi con ganas de llamarle y preguntarle por qué no escribió más sobre este tema. Después seguí investigando las diferentes escuelas psicoanalíticas, el psicoanálisis contemporáneo y el uso del arte dentro de los procesos terapéuticos. La estética tomó un camino distinto por la connotación inconsciente, es que vemos bello aquello que nos remite a la vida intrauterina y al primer año de vida. Por ejemplo, el gusto por la música y el ritmo tienen que ver con el recuerdo inconsciente del latido del corazón de la madre, su respiración y su voz.

En el trabajo que realicé se incluyen reflexiones sobre diferentes artistas, pude analizar y hacer algunos comentarios psicoanalíticos sobre su trayectoria y obra. Concluí que cada uno de ellos utiliza el arte de una forma distinta, puede ser que para uno sea una reparación, otro puede pintar simplemente porque le hace sentir mejor o por ser una manera de procesar algún evento traumático. Ahí me encontré con que no están tan lejanos el mundo del arte y el de la mente, comúnmente los artistas son extremadamente profundos, con gran sensibilidad y con una amplia capacidad para transmitir sus emociones. Esto es muy parecido a los temas del psicoanálisis, es el poder lograr que la persona contacte con sus sentimientos más profundos y pueda hablar de ellos. Al final, el trabajo analítico también tiene aspectos artísticos, cuántas teorías se tienen en la mente, cuántas indicaciones técnicas de lo que se debe o no hacer dentro del consultorio, pero llegado el momento se tienen que dejar todos estos conocimientos para enfrentarse a fantasías, ilusiones, imágenes y deseos ocultos, es de alguna forma envolvernos en mundos surrealistas. En un sentido nos convertimos en navegadores de contenidos inesperados más o menos como lo hace un artista cuando contacta su espacio interno para comenzar un cuadro. Pienso en Dalí en el momento de tomar un pincel y recordar el sueño que había tenido la noche anterior.

Escribo hoy con meses sin salir de casa por la cuarentena de la pandemia Covid-19, en medio de un mundo conmovido por la muerte de tantas personas, tiempos de incertidumbre y, al mismo tiempo, de esperanza. Nunca pensé que la tesis tendría tanto significado por el momento en que haría mi examen ¿cuántos actos creativos como este han surgido en tiempos difíciles? Reflexiono cómo las musas están dentro de la mente y no afuera, cómo el impulso que nos mueve tanto a artistas como a terapeutas es el reparar daños, el buscar opciones para que el exterior no se sienta tan destruido, es embellecer y dar vida. El psicoanálisis repara la mente, el arte restaura al artista y su entorno, ambos tienen como fin aliviar el dolor. Es la respuesta del arte ante eventos traumáticos, se busca un orden estético en el caos tal como lo hacemos los analistas cuando nos internamos en un tratamiento psicoanalítico.

Por último, sólo me queda dar las gracias al Centro Eleia, sus fundadores, profesores, alumnos, colegas y personal administrativo. Gracias por compartir este mundo lleno de colores.


 
 
 

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