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El estudio del Arte Contemporáneo dentro de la Licenciatura en Psicología en el Centro Eleia

Por Erika Jañez Sánchez


Estudiar Arte Contemporáneo es sumergirse en el arte de nuestro tiempo, formalmente es lo que se realiza desde 1945 cuando termina la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad. Es el arte del “aquí y ahora”. Muchas veces cuando pregunto a mis alumnos si les gusta generalmente me dicen que no, escucho comentarios como “es una basura”, “pura locura” o “eso no es arte”. Mi primer pensamiento es sorpresa, me pregunto cómo siendo el arte de nuestro tiempo recibe tantas críticas y tan poco apoyo por parte de los espectadores. Después recuerdo cuando Manet, Monet y los Impresionistas recibían las mismas críticas de sus contemporáneos. ¿Es entonces una especie de regla que el artista sea incomprendido en su propia época? Me parece que sí, no es una norma, pero es común que el artista vaya un paso delante de su tiempo. El arte contemporáneo es una mezcla de todo, hay de todo y para todos, como el artista quiera y lo que aguante el espectador, lo que tolere su mente y sus límites. El artista ha accedido a su completa libertad (si es que esto existe), una libertad que le permite hablar del tema que quiera, expresar las más variadas emociones, llevar al límite a su público y jugar con lo prohibido. ¿Qué se le puede pedir al artista? Tal vez sólo que sea honesto consigo mismo y que utilice su creatividad.

El arte contemporáneo ha cambiado todo lo conocido por siglos, durante años la relación de la estética con el arte fue indisoluble, es decir, no había posibilidad de separar el concepto de belleza de la obra de arte, por más rara que fuera la obra siempre había en el fondo el objetivo de embellecer, de hacer más agradable la realidad. Hoy en día, el arte se separó de la belleza para concentrarse primordialmente en el concepto. Esto se puede ver en que las obras de arte tienen que ser “explicadas” al espectador, es común escuchar que el artista está trabajando este concepto o que quiso decir esto o aquello. Las obras de hoy denuncian, elaboran, pertenecen a movimientos políticos y muestran discursos de la mente de sus creadores. Separar el concepto de belleza de la obra de artística ha tenido sus consecuencias, es por eso qué, vemos toda clase de objetos de la vida cotidiana que fungen como obras y que son puestos en museos, se dice que es descontextualizar el objeto para incorporarlo a la obra artística. La pregunta es qué tanto gusta al espectador, la respuesta es tan variada que no hay una regla, sólo hay cuestionamientos que dejan pensando al público sobre los temas expuestos y en un buen término le dejan algún aprendizaje.

El antecedente fue Marcel Duchamp quien en 1917 realizó la primera obra de arte descontextualizado y exhibido provocativamente, un urinario puesto al revés:


La Fuente, Marcel Duchamp, 1917


Fue romper los modelos tradicionales, cuestionar los conceptos de belleza, amor, verdad, intentarlo todo y señalar los cambios hacia el futuro. El objetivo es llevar al límite al espectador y que se cuestione. Generalmente hay desprecio por lo convencional y una necesidad de “poner a prueba” para concluir que su principal característica es la transgresión.

Desde la psicología se puede pensar que este tipo de arte no es casual, es decir, que tiene necesariamente que responder a la época en que se vive además de a las características internas del artista. En sí, es un arte que está basado en las ideas de la Posmodernidad, el artista está proyectando su tiempo, un mundo donde la verdad se ha destruido, donde la “duda” impregna la razón, una sociedad cosmopolita mundial que trata de unificarse y, al mismo tiempo, con diferencias irreconciliables. Un arte que al transgredir los límites externos también destruye los límites internos tanto del artista como del espectador. Freud habló de que en la persona hay un impulso hacia la vida y un impulso igual de fuerte hacia la muerte, le llamó Pulsión de Muerte. Me hace pensar qué diría hoy sobre el arte, porque en mi parecer, el Arte Contemporáneo además de ser una expresión posmoderna también es una expresión de esa llamada Pulsión de Muerte. Es destruir, transgredir, confundir lo bello con lo feo, lo constructivo con lo agresivo. Por el otro lado, las composiciones son sumamente honestas, lo que lo hace grandioso es la libertad de proyectar lo que se tenga dentro, entonces, el mejor artista actual es el que tenga mayor capacidad de contactar con sus emociones y las pueda compartir (ya si es bello es casi sacarse la lotería). Al final, es muy interesante estudiar este tipo de arte dentro de la Licenciatura, permite al alumno entender su propio contexto y, sobre todo, buscar lo valioso y no sólo criticar, es sensibilizarse y compartir con el artista. Dejar de ser espectadores para actuar, participar y dejar huella.


 
 
 

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